«Y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro á ti: porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo.» Esdras 9:6

El hablante de estas palabras era el sacerdote Esdras, que jugó un papel decisivo en un avivamiento entre el pueblo de Dios. Como algunos de los graves pecados de la gente salió a la luz, el corazón de Esdras se entristeció.

Esdras estaba exagerando? Nuestra naturaleza humana y el mundo que nos rodea nos dicen que no debemos preocuparnos mucho sobre esta cosa llamada pecado. Esdras se avergonzó de sus pecados porque entendía el carácter y la naturaleza y de Dios. El mundo no cree que el pecado es un gran problema porque el mundo no es santo. Pero, porque Dios es santo y puro y recto, el pecado de todo tipo es una afrenta y ofensa a su carácter perfecto. Si vemos nuestros pecados en comparación con otros pecadores, pueden no parecer tan terrible. Pero, cuando vemos nuestros pecados en comparación con Dios, vemos las cosas con más claridad. ¿Ves el carácter perfecto de Dios?

Esdras también se avergonzaba de sus pecados porque de la bondad de Dios hacia Israel. «¿Cómo podemos pecar tan obstinadamente contra el que ha sido tan bueno con nosotros?» es uno de los sentimientos del resto de la oración. Amigo, cada respiración de aire que recibimos es un regalo de Dios. Nuestros salud, familias y tantas otras cosas son favores misericordiosos. Además, los que están en Cristo han sido eternamente bendecido con el amor salvador y el perdón de Dios. Esto debería conducir a un corazón de profunda acción de gracias a Dios, lo que tendrá un efecto purificador en nuestras vidas. ¿Ves la bondad de Dios para ti?

En vista del carácter santo de Dios y las bendiciones abundantes en nuestras vidas, podemos tratar de vivir una vida de obediencia amorosa a Él. Cuando pecamos, que no lo tratemos como una cosa sin gran importancia ni hagamos una larga lista de excusas, sino que podamos confesar y arrepentirse a la luz del sacrificio salvador de Jesucristo. Dios nos muestra nuestros pecados, no para destruirnos, pero para traernos de nuevo a nuestra necesidad de la gracia. Que podamos ver lo que Esdras podía ver!

Este artículo también está disponible en: Inglés