“Alaben el nombre de Jehová, Porque sólo su nombre es enaltecido. Su gloria es sobre tierra y cielos.” Salmos 148:13
El Salmo completo es un llamado a cada sector de la creación a dar gloria a Dios. Todos desde ángeles y reyes hasta niños pequeños son llamados a glorificar a Dios. Incluso la naturaleza–desde el sol y las estrellas hasta los animales y vientos tormentosos–están dirigidos a alabar al único y verdadero Dios.
Porque su Nombre mismo es excelente. Así que Dios es digno de tal alabanza y adoración. Su gloria–la perfección y belleza de su persona–no tiene paralelo. Dios es único. Su grandeza demanda nuestra alabanza. Le debemos gloria y honor.
¿A qué? ¿O a quien alabas tú? Dicho de otra manera, ¿qué es lo que más te impresiona? ¿Qué te da el mayor gozo? Desde las decisiones de como gastamos nuestro tiempo, lo que dicta como vivimos y donde estamos el domingo en la mañana, a Dios no le complace no ser el único objetivo de la adoración de nuestro corazón.
Si esto no es verdad en nosotros sería una lástima, porque Él es digno de esto. Imaginemos un equipo deportivo pasar por todo el rigor y esfuerzo de una temporada. Hacen un buen trabajo derrotando a todos y ganan el campeonato… y no reciben honor por sus esfuerzos, no un trofeo, ni una caravana ni un reconocimiento. Esto no sería apropiado. Tampoco lo sería cuando el único Creador, Salvador y Señor no recibe honor. Él no necesita nuestra alabanza, pero Él es merecedor de nuestra alabanza. Así que ¡sobreabundemos en alabanza para Él!