“Díceles Jesús: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.” Juan 4:34
Ganamos visión aquí en la pasión y el corazón del hombre Jesucristo mientras estuvo aquí en la tierra. Él no vino en una cruzada política, como si estuviera tratando de ganar una elección. Él no vino como algunos “predicadores” hoy con un mensaje de “Todos ustedes están bien, lo más importante es que usted se sienta bien consigo mismos” con el fin de ganar un gran seguimiento.
Su carne o comida, que es su pasión y placer y la motivación y el refresco, fue para cumplir la voluntad del Padre en la ejecución de la obra que él había dado. ¡Estas palabras son de la boca de Jesús mismo! Tenemos su propio testimonio de que esto es lo que su vida en la tierra consitió. Y, Él cumplió su pasión. Él sí realizó la voluntad de su Padre. Esto significa que Él vivió la vida perfecta y obediente que cualquier otro ser humano ha fracasado totalmente a vivir. Hizo lo que cualquier otro ser humano no lo ha hecho, lo que es amar a la perfección el Padre. Por otra parte, él personalmente llevó el castigo del pecado para todos aquellos que el Padre le dio. Su misión era buscar y salvar …¡y lo hizo! Se ganó la vida eterna para los que ganaban la muerte eterna por sus propios esfuerzos. ¡Jesús es la gran historia de éxito!
¿Qué hay de tí? ¿Cuál es su corazón y su pasión, su carne? ¿Dónde busca el cumplimiento y lo que domina sus pensamientos? ¿Es el “Dios-parte” de su vida mera asistencia a la iglesia o si se va mucho más profundo? Si amamos a Jesús, sigamos su ejemplo. Que nuestro deseo más profundo es que haga la voluntad de nuestro Padre. ¿Qué es esa voluntad? Que adoramos a Dios, encontrar nuestra profunda alegría en Él, le valorar a Èl como nuestro tesoro por encima de cualquier otra ocupación, y obedecer su palabra.
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